Réplica de una de las atracciones más populares de Disneyland Paris, Remy’s Ratatouille Adventure encaja perfectamente en la zona de Francia de World Showcase.
La experiencia transportará a los visitantes al restaurante Gusteau’s Paris pero desde la perspectiva del pequeño ratoncito chef.
Si se dejan llevar por la experiencia, sentirán que tienen el tamaño y la forma de un pequeño ratón.
La aventura comienza afuera de la atracción en la expansión del sector Francia en World Showcase la cual se extiende desde las fachadas existente en dirección al pabellón Marruecos.
Pasarán bajo un arco de inspiración Art-Deco y verán detalles parisinos como las señales del metro o puentes y fuentes. Pero no es cualquier París, es el París de Remy: alcantarillas, ratas, botellas de vino y la silueta de Anton Ego (el crítico de restaurante co-protagonista en la película). Toda la zona está diseñada para sentirse como si fuera un encantador boulevar parisino con vistas al Sena, y definitivamente tiene éxito.
La posibilidad de comer crepes variados y comprar merchandising de la película completan esta fase previa a la zona de espera.
Zona de Espera: Atravesarán el cartel luminoso del restaurante Gusteau y estarán en la zona de espera. Avanzarán varios metros en un sector con baja ambientación, ingresan en una zona que se asemeja a un teatro parisino y atraviesan una sucesión de empapelados con escenas de la película hasta llegar. Al salir del teatro estarán en el mejor espacio de la fila de espera: las terrazas de Paris, repletas de chimeneas de ladrillo. Con vistas al letrero de Gusteau que brilla intensamente en todo su esplendor de cuatro estrellas Michelin, esta escena de la azotea es realmente donde comienza la magia. Si escuchan atentamente, las calles parisinas de abajo cobran vida. Las motos pasan a toda velocidad, los perros ladran; incluso es posible que reciba un mensaje especial del propio chef Gusteau. La siguiente escena los ubicará en un loft de un artista parisino, repleto de detalles. Podrán ver una pintura en progreso del artista, que pronto descubrirán no es otra cosa sino el clásico video previo a la atracción. Lo que sigue es tomar sus lentes 3D y avanzar a la atracción.
La zona de embarque está diseñada como una versión agrandada de las terrazas que transitaron previamente, ahora tienen oficialmente el tamaño y la perspectiva de un ratón.
El carrito tiene forma de ratón con dos filas (la trasera elevada para permitir visión sin obstrucciones) y capacidad para hasta 6 personas. La experiencia no tiene restricción de altura. Todos pueden subir. No existen vías visibles. Los carros se mueven sobre el suelo liso a partir de un sistema de imanes programados digitalmente. Esto permite movimientos rápidos y fluidos, dotando al carro de una característica que lo asemeja aún más a un ratón. Puede acelerar, hacer cambios de dirección, frenar de golpe, escapar velozmente y esconderse.
Se pondrán los lentes y comenzará la aventura. Con un sistema de pantallas similar a la atracción de Spiderman o Transformers en Universal, la experiencia avanza en distintas escenas que se suceden mayormente en la cocina del restaurante. Efectos adicionales transforman el viaje 3D en uno 4D.
No hay complemento de animatronics, quizá una de las decepciones del viaje. Se encontrarán con Remy, caerán desde el techo, ingresarán al restaurante, avanzarán entre los pies de los cocineros, verán la despensa, escaparán mientras intentan correrlos con una escoba y podrán percibir el olor de los ingredientes, y mucho más.
Preferimos no profundizar para no incurrir en spoilers indeseables. El final es feliz y se relaciona con el banquete que finalmente Remy servirá a todos sus amigos.
Quizá lo mejor de la atracción es convertir a los participantes en protagonistas y hacerlos vivir los peligros de volverse diminutos y sentir los peligros que, con ese tamaño, implica una misión tan básica como atravesar una cocina. La decisión de no replicar el film y en su lugar tomar este camino parece adecuada. Luego, el viaje tiene altibajos, algunos son más divertidos y otros un tanto básicos, quizá el punto más bajo es cuando los vehículos están detenidos y descansan en la acción de las pantallas. Los chicos más pequeños la pasan muy bien.